12 sept 2020

OPERACIONES QUIRURGICAS, SIN SANGRE.

Es legítima la decisión de un paciente, de recibir la atención médica quirúrgica, sin que se use, en su caso, una transfusión de sangre o hemoderivados.

Estan en juego sus derechos como paciente, y no los derechos de los médicos.

Si un facultativo se ve afectado en su conciencia, respecto a la decisión del paciente, puede recomendar que otro médico atienda el caso, pero respetando la voluntad del enfermo. No le es dable al médico pasar por alto una DECISIÓN INFORMADA.

El paciente desea la atención médica, pero solo rechaza el uso de las transfusiones de sangre. NO RECHAZA LA ATENCIÓN MÉDICA.

Las alternativas a las transfusiones de sangre o del uso de hemoderivados en una buena opción para estos pacientes, pero no pisotear sus decisiones.

Los hospitales privados cuentan con una buena atención médica e incluso, son respetuosos de los derechos del paciente. El problema se presenta en los hospitales públicos, donde reina la prepotencia médica y la negligencia en la atención. También influyen los protocolos públicos añejos de la atención  hospitalaria.

Para pisotear los derechos de los pacientes, en cuanto a su decisión de no usar transfusiones y hemoderivados, se invoca el principio del respeto a la VIDA, pero eso es solo un pretexto y una muletilla para justificar su prepotencia. Existen miles de casos, que requieren atención médica y donde esta en riego la vida y, sin  embargo, no se atiende a los enfermos.

Esto es lo que caracteriza los actos abusivos: A los que no desean un tratamiento, pretenden dárselo forzadamente (invocando buenos motivos) y a quienes lo piden, no se les brinda, sin importar que este en riego su vida.



Más aún, las tendencias jurídicas de la actualidad ponen en primer lugar la DIGNIDAD HUMANA antes que la VIDA. Casos como el aborto, la autanasia, la muerte asistida, etc. dejan a un lado el principio de la vida e invocan la dignidad de la persona. En los casos de las personas que no desean las transfusiones sanguineas ni el uso de hemoderivados, se invoca la vida para justificar el atropello y la falta de atención. Aquí la dignidad humana pasa a segundo término. 

Algunas personas informadas, no desean las transfusiones sanguíneas e incluso los mismos médicos dicen " LA MEJOR TRANSFUSION ES LA QUE NO SE REALIZA". Con ello reconocen la problemática del uso de la sangre, pero no desean respetar las decisiones de los pacientes.

Los actos abusivos y violatorios de derechos se agravan cuando se esta en presencia de personas que no desean una transfusión, ni plasma, plaquetas, globulos blancos, glóbulos rojos, por motivos de CREENCIA RELIGIOSA. El derecho a practicar la religión es una garantía y un derecho humano.

Algunos médicos no respetan la religión aduciendo que eso no importa. Dicen que la religión debe practicarse fuera de los hospitales. Esas afirmaciones son precisamente lo que caracteriza el autoritarismo. De manera tácita estan diciendo: " TU RELIGION NO ME IMPORTA. AFUERA DE ESTE HOSPITAL PRACTÍCALA".

A mayor abundamiento, y en forma analógica, veamos el caso del ejercicio del derecho de petición. Este derecho debe practicarse para obtener una respuesta de una autoridad. Pero como se vería que el organismo público dijera " TU DERECHO DE PETICIÓN NO ME IMPORTA, VE CON TU ESCRITO A DONDE QUIERAN MENOS AQUI".

Es lo mismo que pasa en los hospitales públicos. 

En el peor de los casos, si el médico es ateo o alérgico a las religiones o tiene problemas con los mandatos de Dios, pretende llevar su rebeldía espiritual o su odio a Dios, en perjuicio de quien practica la religión de su elección. 

EN CONCLUSION. 

DEBEN RESPETARSE LOS DERECHOS Y LA DECISION DEL PACIENTE, DE SER ATENDIDO EN MATERIA DE SALUD, SIN EL USO DE LA SANGRE O DE HEMODERIVADOS. EN SU LUGAR, TRATARLO CON MEDIOS ALTERNATIVOS A LAS TRANSFUSIONES.

INVOCAR LA VIDA NO JUSTIFICA EL ATROPELLO DE LA DECISION DEL PACIENTE, PUES HA QUEDADO CLARO QUE LA DIGNIDAD HUMANA, ES PRIMERO, Y QUE MUCHAS PERSONAS REQUIEREN EL SERVICIO MÉDICO Y NO SE LES PROPORCIONA AUNQUE ESTE EN RIESGO SU VIDA.

EL MÉDICO NO DEBE IMPONER SUS PRINCIPIOS FILOSÓFICOS O RELIGIOSOS A LOS PRINCIPIOS RELIGIOSOS O DECISIÓN INFORMADA DEL PACIENTE.

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